Sus semejanzas con la Catedral Metropolitana a simple vista son muchas. Ambas tienen cinco naves (la central, dos procesionales y, desde la fachada, las dos que ocultan sus dos torres donde hay capillas). Y es que ambas parten de un diseño herreriano, a cargo de Claudio de Arciniega en México e influido por éste en el caso de la Puebla. La fachada de la poblana es, sin embargo, más sobria y es que también finalizó 100 años antes que la capitalina. Sus torres son más altas que las de México, alcanzando 70 mts (contra 67 mts). Lo cierto es que ya no son las torres más altas del país, pues las del neogótico e inconcluso Santuario Guadalupano de Zamora, Michoacán, rebasan los 100. Foto: JILG, 2013 |
I. Exterior
Lo que hizo el Distrito Federal con su Zócalo, lo ha hecho la diócesis de Puebla con su atrio: una inmensa plancha de asfalto, vacía, custodiada por rejas, antecede la Catedral. El efecto buscado es el mismo, el de apreciar la magnificencia del edificio. Sin embargo, el atrio también queda como una plaza libre para la realización de diferentes eventos litúrgicos, religiosos o festivos. Aunque no es propiamente una plaza pública, es una plaza de la Catedral, administrada y controlada por ésta. Resulta interesante saber que, dentro de los proyectos que se tenían para este templo que lo hubieran hecho único en México, estaba el que, en ese gran atrio, existiera un claustro como obstáculo de entrada a la Catedral. Esto al estilo del Escorial en España, en el que la basílica se encuentra propiamente adentro del palacio, en vez de presidirlo. También se consideró que hubieran otras dos torres en contraesquinas de las actuales.
Izquierda: Puerta principal o del Perdón que, como tal, sólo abre en ocasiones especiales y con el fin de obtener indulgencias. A simple vista, lo más relevante de esta portada es que contiene el escudo de armas de España hasta arriba. Estuvo cubierto por el monograma de María tras la Independencia de México con el mandato de eliminar cualquier escudo real (como fue el caso de la Catedral Metropolitana donde hoy se exhibe un escudo con el águila juarista). Sin embargo, fue redescubierto, al menos, desde la primera mitad del siglo XX. Las figuras del primer cuerpo (el primer bloque inferior) son San Pedro y San Pablo, ambos con un escudo con un jarrón de azucenas arriba, símbolo de la Inmaculada Concepción, a quien se dedicó la Catedral. En el segundo cuerpo las estatuas son de San José con el niño y de Santiago Apóstol. Arriba se lee el año 1664, fecha en la que fue terminada la fachada, mientras que la Catedral fue consagrada en 1649, una vez que fueron cerradas todas sus bóvedas. Derecha: la portada norte del denominado crucero de la Catedral. Esta puerta da al Zócalo poblano y fue terminada en 1690. Como referencia, las portadas principales de la Catedral Metropolitana fueron terminadas a finales del siglo XVIII. La portada norte también tiene el escudo de la Catedral: el jarrón con azucenas y las estatuas pertenecen a los cuatro evangelistas. Fotos: JILG, 2013 |
II. El interior
Baldaquino diseñado por Manuel Tolsá y terminado José Manzo en el siglo XIX. En Puebla a éste y a otros lo denominan "ciprés" al parecer porque así se llamaba un viejo baldaquino (pdf) de la Catedral Metropolitana que fue modelo del viejo que había en Puebla, en Madrid y en Sevilla. Sus dimensiones obstaculizan la vista al Retablo de los Reyes, al fondo. Su monumentalidad le he valido algunos estudios como éste. Foto: JILG, 2013 |
En cualquier visita a la Catedral, las 14 capillas que se encuentran en las dos naves laterales por lo general y salvo alguna aislada excepción donde suele estar expuesto a adoración el Santísimo, están cerradas con reja y con poca iluminación, por lo que es muy difícil apreciar bien lo que resguardan. Cada capilla viene acompañada de una lámina que explica algunas de las pinturas y devociones que hay en su interior como una especie de probadita de lo que no se puede admirar. Pinturas de Villalpando, de Cabrera y de artistas poblanos en penumbras y de ladito.
Altar de los Reyes (1649) y cúpula con la pintura "El triunfo de la eucaristía" de Cristóbal de Villalpando (1688). Foto: JILG, 2013. |
Luis IX de Francia de la Catedral Metropolitana vs el de la Catedral de Puebla. Fotos: JILG, 2012 y 2013 |
III. El Ochavo
Recientemente la Catedral de Puebla ha autorizado el acceso controlado a tres espacios realmente privilegiados: la Capilla del Espíritu Santo (conocida como el Ochavo), la Sacristía y la Sala Capitular, con su respectiva antesala conocida como la Sala de Gobelinos. El acceso no es sencillo, pues al menos este verano (y según se me dijo, todo lo que va de este año), las citas sólo son los viernes a las 10:00 hrs y a las 16:00 hrs. Se debe reservar en las oficinas de Turismo del municipio que se encuentran dentro en los portales del Palacio del Ayuntamiento en el Zócalo, aunque por teléfono es también posible. El costo es de $100 pesos y debe reunirse un mínimo de cinco personas hasta un máximo de 35 (que me parece una cantidad excesiva considerando las dimensiones de los espacios que se visitan). No hay mucha publicidad y los horarios no son los mejores, así que, al parecer, lo normal es que no se reúnan los cinco. En mi caso, ¡fui yo solo! No fue tarea fácil, pues al principio fueron renuentes a permitir el paso de una persona. Sin embargo, ante mi insistencia e incluso mi disposición (inconsciencia) a pagar lo de cinco con tal de tener la experiencia de conocer la cara oculta de la Catedral de Puebla, las autoridades de Turismo hablaron con las de Catedral y se autorizó mi visita pagando solamente lo de uno, lo cual me dejó muy agradecido con ambas instancias. Sobre todo porque pasando uno solo, ¡se disfruta mucho más!
México Desconocido hizo una profusa descripción del Ochavo, aunque después de visitarlo, le noté algunas impresiciones. También resulta interesante leer las observaciones que Toussaint hace en el texto que anteriormente coloqué, sobre el tesoro de la Catedral y estas salas en particular. Por eso, aquí me limito a exponer las fotos que hice, así como mi experiencia testimonial.
El Ochavo es un anexo al conjunto de la Catedral destinado originalmente a ser el cuarto del tesoro, es decir, donde se guardaban aquellos accesorios de alto valor como custodias, báculos y joyas decorativas para santos, sacerdotes o interiores. Por esa razón, su acceso era sumamente complicado y resguardado por rejas, portones y muros. Adentro del Ochavo se fue almacenando una colección de pinturas, reliquias y agnus dei que traían consigo desde Europa o por encargo a artistas americanos los que eran nombrados obispos de Puebla. Para mediados del siglo XVII quedó claro que había un acervo adecuado para exponerlo de una forma atractiva por lo que, aparentemente, se mandaron a hacer marcos que distribuyeran las obras de forma vistosa, con cierta simetría. Es decir, todo parece indicar que la apariencia actual del Ochavo, que data de las mismas fechas que la construcción de la célebre Capilla del Rosario, fue realizada para exponer esa particular colección, misma que se encuentra completa, según me contaba Fabián Valdivia.
Así luce el Ochavo por fuera. Su nombre viene justo de la construcción octagonal que no se trata solamente del tambor de una cúpula, como podría pensarse al verlo por el exterior, sino que los muros completos desde el piso forman esa figura. Como referencia chilanga, la capilla de la Conchita, en el Centro Histórico es un templo ochavado. Sin embargo, Valdivia me cuenta que, como parte de conjuntos catedralicios, sólo hay anexos ochavados en Puebla, la Catedral de Toledo (el tesoro del templo) y el Palacio del Escorial en España (la tumba de Felipe II). Nótese también las rejas que hay en las ventanas. La Catedral podría resistir varios sitios de Puebla. Foto: JILG, 2013 |
De una buena cantidad de las pinturas que hay en los muros del Ochavo se desconocen sus autores, así como a quién pertenecen las reliquias expuestas. En todos los casos se considera que son pinturas del siglo XVII y tal vez algunas del XVI. Sin embargo, hay varios de Villalpando y otros más de Juan Tinoco. Para mí, las estrellas del recinto son cuatro obras de arte plumario, es decir, hecho exclusivamente a base de plumas de aves salvo papel dorado picado. Supuestamente fueron realizadas en México al cierre del siglo XVI o principios del XVII.
IV. Sacristía
El recorrido saliendo del Ochavo continúa por el fondo del mismo pasillo hasta una puerta que da acceso a la magnífica sacristía de la Catedral de Puebla. Esta sacristía se mantiene en uso y el mantenimiento de muebles del siglo XVII, así como de la limpieza de sus pinturas y retablos es sencillamente increíble. Es un gran espacio, mucho más acogedor e impresionante que el de la Catedral Metropolitana, cuya severidad herreriana lo hace un espacio oscuro.
V. Sala capitular y de gobelinos
Finalmente, cruzando la sacristía y saliendo por otra puerta, se llega a un pasillo que conduce a la sala capitular. Esta es la sala donde se reúne el obispo con los párrocos y se toman decisiones. A un costado de la sala capitular se encuentra una puerta al Archivo de la Catedral para el que no sólo no hay acceso, sino que si su puerta se halla abierta, la regla de la visita es que no se debe avanzar por la sala hasta acercarse a ella. Una pena. Pero hay recompensas: la antesala de la Sala de Cabildo vale toda la pena. Se le denomina Sala de Gobelinos con algunas piezas muy interesantes que prefiero mostrarlas con foto.
Pintura plumaria del Ochavo. Izquierda: mi favorita, una sagrada familia. Derecha: San Francisco. Fotos: JILG, 2013 |
IV. Sacristía
El recorrido saliendo del Ochavo continúa por el fondo del mismo pasillo hasta una puerta que da acceso a la magnífica sacristía de la Catedral de Puebla. Esta sacristía se mantiene en uso y el mantenimiento de muebles del siglo XVII, así como de la limpieza de sus pinturas y retablos es sencillamente increíble. Es un gran espacio, mucho más acogedor e impresionante que el de la Catedral Metropolitana, cuya severidad herreriana lo hace un espacio oscuro.
Sacristía. Las pinturas, diferentes triunfalismos de la fe, la Iglesia y la Eucaristía, son copias de Rubens que hizo Baltasar de Echave Rioja a finales del siglo XVII. Lo más impresionante, además del perfecto estado en el que se encuentran, es la la grande cajonera en herradura que, según me explican, es original de 1650... ¡y está en uso! Foto: JILG, 2013 |
V. Sala capitular y de gobelinos
Finalmente, cruzando la sacristía y saliendo por otra puerta, se llega a un pasillo que conduce a la sala capitular. Esta es la sala donde se reúne el obispo con los párrocos y se toman decisiones. A un costado de la sala capitular se encuentra una puerta al Archivo de la Catedral para el que no sólo no hay acceso, sino que si su puerta se halla abierta, la regla de la visita es que no se debe avanzar por la sala hasta acercarse a ella. Una pena. Pero hay recompensas: la antesala de la Sala de Cabildo vale toda la pena. Se le denomina Sala de Gobelinos con algunas piezas muy interesantes que prefiero mostrarlas con foto.
Nave procesional a un costado del coro (derecha). Uno de los órganos del coro en plena reparación (derecha). Fotos: JILG, 2013 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario